Melinda decide morir
Al despertar, todo había cambiado.
Ella estaba en el balcón, dando la última calada a su último cigarro. Iba a dejar de fumar.
Iba a dejarlo todo; Mañana sería otro día, pero el mañana es algo tan relativo, algo tan intangible, que nunca sabes como va a venir, ni que aguas traerá por su cauce.
Sus deseos de inexistencia, tomaban mas fuerza
según iba embriagando el humo los mas recónditos rincones de sus pulmones.
Deseaba desistir de sus intentos de salir a superficie y había decidido suicidarse;
No aniquilar su vida, tan solo matar aquella parte que ya no le era necesaria para nada. Matarse a sí misma y liberar a su otro yo de la carcel donde lo tenía, su persona.
Durante los dias precedentes había sido feliz ante la nueva posibilidad de acariciar la esperanza con las yemas de los dedos...
La esperanza de nuevas compañías.
Había abierto los ojos, cerrado la puerta a un pasado que luchaba por permanecer a flor de piel, en voga por ser el aire respirado a cada momento; Y ahora ya no tenía nada, tenía todo el espacio para llenarlo con aquello que llegara a la habitación ahora vacía de su vida.
Se fue a disfrutar del sueño; y, al despertar, todo había cambiado.
Su vida era otra.
Amaneció a la mañana como una nueva persona, todo quedó atrás, quedó limpia su rabia, su odio, su amor dolido, todo quedó
tan limpio como si no hubiese existido...
Al despertar se iluminó la oscuridad que antaño habitó sobre su cama;
Por la ventana entró el aliento de cientos de ángeles, colando por las rendijas de la persiana la vida de sus alas...
Una paz inmensa
en el ambiente
volaba, como miles de hadas
sobre una soledad
que se avecinaba extinta.
Al despertar, había cambiado,
al fin volvió a sentir
aquello que había perdido,
la alegría de vivir...
(al fin comenzaba el mundo a tomar sentido...)
nocturna
Ella estaba en el balcón, dando la última calada a su último cigarro. Iba a dejar de fumar.
Iba a dejarlo todo; Mañana sería otro día, pero el mañana es algo tan relativo, algo tan intangible, que nunca sabes como va a venir, ni que aguas traerá por su cauce.
Sus deseos de inexistencia, tomaban mas fuerza
según iba embriagando el humo los mas recónditos rincones de sus pulmones.
Deseaba desistir de sus intentos de salir a superficie y había decidido suicidarse;
No aniquilar su vida, tan solo matar aquella parte que ya no le era necesaria para nada. Matarse a sí misma y liberar a su otro yo de la carcel donde lo tenía, su persona.
Durante los dias precedentes había sido feliz ante la nueva posibilidad de acariciar la esperanza con las yemas de los dedos...
La esperanza de nuevas compañías.
Había abierto los ojos, cerrado la puerta a un pasado que luchaba por permanecer a flor de piel, en voga por ser el aire respirado a cada momento; Y ahora ya no tenía nada, tenía todo el espacio para llenarlo con aquello que llegara a la habitación ahora vacía de su vida.
Se fue a disfrutar del sueño; y, al despertar, todo había cambiado.
Su vida era otra.
Amaneció a la mañana como una nueva persona, todo quedó atrás, quedó limpia su rabia, su odio, su amor dolido, todo quedó
tan limpio como si no hubiese existido...
Al despertar se iluminó la oscuridad que antaño habitó sobre su cama;
Por la ventana entró el aliento de cientos de ángeles, colando por las rendijas de la persiana la vida de sus alas...
Una paz inmensa
en el ambiente
volaba, como miles de hadas
sobre una soledad
que se avecinaba extinta.
Al despertar, había cambiado,
al fin volvió a sentir
aquello que había perdido,
la alegría de vivir...
(al fin comenzaba el mundo a tomar sentido...)
nocturna
0 comentarios