La rueda de mi jaula no para.
Se le acumulan revoluciones por minuto y descensos de gravedad.
Llevo un tiempo arreglando los relojes de mi mundo y, a este paso, me convierto en Peter Pan, casi seguro.
Las distancias entre japón y yo, no distan tanto, voy hasta allí cada vez que me olvido de algo.
Ya no bebo tequila ni tragos de cualquier otra bebida que no sea la cerveza
y, aun así, sigo viendo a la pereza que se aleja puente arriba para desenamorarse,
de mí, de mi existencia, tal vez, con suerte, va y se tira. No, la pobrecita...
tampoco ha llegado al rio tanta sangre todavía.
la rueda, de tantas vueltas, está que si me marea,que si da otra vuelta, que si vomito,
y es una pena que en un mundo tan bonito, tenga todo en el final que acabar lleno de mierda.
He vuelto de tantas vueltas a tomar sin pretenderlo las riendas de mi camino,dejar el trabajo, retomar las letras, vivir a destajo sin pensar ni tan siquiera si a los demas les importan mis dolencias.
He vuelto, a casa por navidad, y a mi casa en mi cabeza para, espero, mucho tiempo.
He vuelto a encontrarme con quién soy mirando un rato al espejo, me he cogido y me he atado con cadenas a mi mismo, esta vez ya no me escapo de nuevo.
Es difícil ser yo, pero, a partir de ahora, es lo único que tengo.
He devuelto los miedos que me atragantaban con la inercia de dar vueltas y el mareo y aun con mal sabor de boca me jode haber manchado el suelo
pero
¡¡HE VUELTO!!
Por fin ya no estoy ciego.
noc.